lunes, 22 de septiembre de 2008

Soy una mujer mayor

En cierta fiesta un chamaco de 22 años, algo ebrio, que por azares del destino acabó sentado al lado de mi me dijo, según él ligándome:

"¿Tienes 24? Qué chido, siempre quise salir con una mujer mayor".

Ah sí ¿por qué no sales con tu mami?...

domingo, 14 de septiembre de 2008

La cita perfecta de J

Una de mis amigas de la prepa parece hecha de azúcar, es toda perfección y estilo. De esas que para la clase de deportes les combinaba el calcetín con el listón de la cola de caballo, citando a Cati, y que podrían comprarse una bolsa que dijera "Daddy´s girl" (un momento, ella se compró algo así).

Alguna vez "J", la adorablísima chica en cuestión, salió con "D", que era literalmente su lado B: reventado, malo para la escuela...pero bastante mono.

"J" había salido un par de veces con él y como era su costumbre con cada prospecto ya planeaba hasta los centros de mesa de su boda con "D". Todo iba bien hasta que le llegó. Ese día "D" la llevó a la Condesa a un extinto bar de martinis y digamos que aprovechó muuuuy bien el 2x1. Lo peor es que en ese momento "J" era 200% abstemia así que presenció el espectáculo totalmente sobria.

De regreso, después de la habitual pelea con borrachos de dáme-las-llaves/no-voy-bien,-yo-manejo, llegaron por milagro a casa de "J" y al abrir la puerta "WAAAAAAAAAAAAAAAAAC", "D" vomitó en sus jardineras. Los planes platónicos de boda se cancelaron inmediatamente.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La frase más romántica

Cierto sujeto le dijo a una prima de Lumi la frase más pero más estúpida e increíble al momento de cortarla:

"Lo siento, no puedo enamorarme de ti porque estoy enamorado de mi"

éeeeeeeechate esa.

Teo el sucio

Érase que se era un tipin muy simpático que se llamaba Teo. El nombre me debió lanzar una advertencia de que él no era una buena idea, pero no, mi radar anti nefastos estaba apagado en esa fiesta.

El punto es que lo conocí en una fiesta de una amiga. Él contaba chistes y anécdotas en la cocina. Algunos eran buenos, otros muuuy bizarros, algo de que perseguían a un ganso en una isla en cuatrimotos. Yo estaba botada de la risa y la fiesta decaía. Fuimos por unos tacos, nos gustamos y bla bla.

Yo me iba a Cancun, aquél me llamó allá y decía que le urgía que volviera para vernos, que quería que conociera a sus amigos, etc, etc...

La semana en que llegué quedamos de ir a comer. No recuerdo el pretexto, pero me dijo que si nos podíamso ver en su casa. Vivía en la calle de Mazatlán en el departamento más alto de unos edificios verdes.

Llegué y cuando me abrió la puerta todo despeinado se agachó para recoger dos playeras arrugadas (y aparentemente sucias) del piso, tomó la menos maloliente, supongo, y se la puso.

Pasamos a la cocina y me preguntó si ya había comido. No sé por qué supuse que su plan no era salir. Le dije que sí. Entonces me dijo "Ah que bueno, ya no voy a tener que calentar la paella".

Sacó un sartén de su refri, se sentó en la sala y empezó a comer paella con los dedos. Como si mi shock no fuera suficiente, cuando su gatito todo flaco se le acercó y empezó a maullarle como de hambre él lo pateó para que lo alejara.

Un minuto después sonó el teléfono y era uno de sus cuates, con el que se puso hablar horas de una tal princes Yuyuki de no sé que serie, animación, película porno o table. No quise averiguar. No sé qué pretexto le di, pero le dije que me tenía que ir, que s eme había olvidado que tenía que hacer algo.

Él todo caballerosidad me acompañó a la puerta, me dijo que si me llevaba a mi casa, le dije que traía coche, me plantó un beso y me preguntó "¿cenamos mañana?". Yo asentí, creo que con cara de pánico y tragando saliva esperé a que cerrara la puerta y bajé los siete pisos de las escaleras a toda velocidad.